Celtas Cortos. Fiesta. VDLN 192

Fin de ejercicio. Con algo de suerte, hasta de ciclo. En lo social, lo de siempre: una fea colección de infundios colectivos. El año en el que el nacionalismo español decidió ratificarse en sí mismo. La triste constatación de que una mayoría sin criterio persiste en cimentar la idea de país sobre nuestros peores defectos: pícaros, toros, fútbol, siesta, machos alfa, caza, trasvases, quijotes, pantanos, obispos, reyes magos, futuros que huelen a rancio por vencimiento de la fecha de caducidad, Ibiza, Marbella, el Real Madrid, campos de golf, modernos y modernas de anticuario, Telefónica, Zara, militares de uso estrictamente interno, costas arrasadas en pos de un progreso que nos conduce al Triásico... Nostalgia de imperios que no regresarán porque, tal vez, nunca existieron fuera del imaginario. Luego se cuestionan los patriotas vocacionales el porqué de esa originalidad carpetovetónica de avergonzarnos de nuestros símbolos. Hombres y mujeres de Dios... Sean cuales sean las ideas de cada cual, cómo para sentirse orgulloso de semejante proyecto.

Imagen: Pepe Lozano, bolígrafo (bic) sobre papel.

El año en el que el independentismo catalán eligió transformarse en la exacta copia de su peor enemigo y en el que Felipe VI mutó el ordinal para convertirse en II. A quién se le ocurre, con tanta preparación, enviar la Benemérita a luchar contra los elementos. Otra armada invencible que salió derrotada por lo absurdo de la misión y la persistente incapacidad de quienes la dirigen. Estúpida costumbre del lugar y del tiempo: girar sin descanso en un viaje a la deriva que concluye de nuevo en el inicio. ¿Desde cuándo los "ciudadanos de uniforme" que diría Don Pablo Iglesias, se idearon para agredir al pueblo que los mantiene con sus impuestos?

El año en que Trump nos subió la autoestima. Ya no somos solo los pueblos ibéricos los que crecimos con el don de, entre lo malo y lo peor, escoger siempre lo pésimo.

El año en el que Manuela Carmena verificó que el cargo público menos ineficaz desde que recuerdo, también provoca densas sombras de difícil justificación y que, en esa guerra entre opositores a resolverse la vida (la suya) que eufemísticamente denominamos política, los más dañinos enemigos se encuentran siempre entre lo propios.

El año en el que África, Venezuela, México o Argentina, me vuelven a doler igual que si fueran mías. O el año en el que la especie humana continuó creyendo en cuentos interesados que le conceden el cargo de ser superior.

El año en el que la religión musulmana se vuelve a identificar con la culpa, por ese vicio tan nuestro de confundir el nombre con el adjetivo.

El año en el que Contador dijo adiós y en el que los mismos que le odiaban por sus explícitos coqueteos con el dopaje, se muestran ahora comprensivos, cuando la sospecha recae sobre un tal Froome, el actual señor del ciclismo. Cómo si en el deporte profesional alguien pudiera proclamarse limpio. Nada nuevo bajo el viejo Sol. Dime de dónde eres y te diré lo que me pareces. ¿El imborrable estigma de haber nacido en Castilla? Tras las cortinas dos preguntas: ¿Además del económico, qué sentido posee seguir manteniendo la ficción de la pulcritud ética, cuando –sin excepciones– los últimos dominadores de las carreras han sido sancionados por infringir las normas? ¿No será que mi querido Tour de Francia –y en su conjunto eso que en cualquier disciplina bautizamos como alta competición–  es de por sí un fraude consentido?

El año en que Nadal volvió a ser Nadal, caiga simpático o no. De la consagración de Muguruza y de la despedida de Beitia. Y en el que el insoportable Alonso se empecinó en confirmar que sería el último individuo sobre la Tierra con el que me subiría en un avión.

El año en el que el fútbol continuó ejerciendo como adormidera del raciocinio, en el que Madrid y Barsa corroboraron no saber ni perder ni ganar, y en que mi Atleti y el Athletic, pese a unos regidores tan infumables como los de los resto, certificaron que sus aficionados son mucho más que una afición.

El año en que a decenas de hembras les robaron la vida quienes decían amarlas, mientras el resto nos expresamos en correctísimos femeninos genéricos.

El año en el que los humanos profundizamos en nuestra extinción porque, colectiva e individualmente, pontificamos mucho desde púlpitos o redes, pero esperamos a que sean los otros, los que hagan lo necesario para evitarlo.

En lo personal, con singular agradecimiento a quienes desde sectarismos varios optaron por enojarse conmigo, por vez primera en tiempo inmemorial logré concluir con beneficios. Al fin la paz tras convulsos principios. Mucho leído, mucho escrito y mucho por publicar... si alguien se decide y yo me decido. También conciertos para el almacen de las delicatessen: Brian Ferry, Battiato, Zucchero, Matmatah, Tequila, Robe, Lichis, Bunbury... Y una colección de decisiones tomadas, de modo tan libre como irreversible: adiós, nunca más, hola y aquí (y así) continuaremos, entre quien quiera querernos y pelos de felino, mientras suene la música que nos gusta bailar. Cada vez más lejos de todo y de casi todos, partido a partido, libro a libro… hasta que la vida o la muerte se animen a ponerle remedio. De momento, sigue la Fiesta un año más.


Feliz 2018. Que les salga bonito y lo disfruten... con salud y en libertad. Los dos bienes más escasos de este puñetero mundo.

Ficha técnica

Título: Fiesta.
Intérprete: Celtas Cortos.
Música y letra:Jem Finer y Shane MacGowan (The Pogues)
Álbum original: If I Should Fall from Grace with God (1988).
Influencias musicales: The Clash, The Dubliners...
Influencias literarias: Ernets Hemingway, Charles Bukowsky...
Versión: Celtas Cortos (Introversiones, 2010)
Enlaces: TextoAcordes




Comentarios

  1. Un 2017 para olvidar, salvo algún suceso "interesante" seguimos cayendo en la espiral de destrucción humana. Pero siempre quedan las mínimas esperanzas que 2018 sea mejor, y sino pues "virgencita déjame como estoy" como dice el dicho. Temazo de despedida. Buen 2018!!

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  2. Menudo panorama. Lo de hacer balance es imposible, porque no hay quien equilibre esto...
    Cómo adoraba dibujar con boli Bic cuando era jóven! ;)
    Lo dicho, un placer pasar este año contigo, amigo Rafa. A ver cómo se nos da el que viene. Un abrazo.

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  3. Rafa, se te ha pasado Tabarnia... aunque yo prefiero Tabernia.

    Feliz #VDLN

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